Cuando hablamos de actitudes en el ámbito de la sexualidad, nos referimos a la predisposición interior que hacemos para valorar la sexualidad como algo favorable o desfavorable.
Para formar esa valoración tenemos que tener en cuenta tres componentes fundamentales que tiene la Actitud:
Esas opiniones, sentimientos y conducta tenderán a ser positivas o negativas.
Cada vez que nos enfrentamos a una situación nueva o diferente a la habitual en la sexualidad, nos sirve para reevaluar nuestras actitudes dándote otro punto de vista diferente y reestructurando nuestros pensamientos sobre determinados aspectos de la sexualidad, cambiando a su vez los sentimientos que nos genera esas situaciones.
Hay que tener en cuenta que la sexualidad y las actitudes que tenemos hacia ella van a ir evolucionando a medida que vamos creciendo, además de ir encontrando fines diferentes en cuanto al acto sexual: placer, satisfacerse mutuamente o individualmente, reproducción… Teniendo en cuenta que todos los seres humanos vivimos la sexualidad de una manera determinada y por tanto no tenemos por qué encontrarnos con la misma actitud respecto a una situación sexual determinada y en función de tus sentimientos, pensamientos y conducta la respuesta sexual será de aceptación o rechazo.
Así mismo, no podemos olvidarnos de hablar del Apego como elemento fundamental en el desarrollo de la sexualidad, puesto que a través del apego:
El apego es una interacción compleja que desarrollamos de bebés con nuestras figuras de referencia, en general nuestros padres, generando un vínculo de seguridad y bienestar y va a determinar la sexualidad de la vida adulta, puesto que con el apego adquirimos seguridad emocional, haciendo que nos abramos en confianza con los demás, aportándonos habilidades sociales para ampliar nuestro grupo social, y nos permite superar con éxito las decepciones afectivas.
Si desarrollamos un apego seguro durante la infancia, esto nos aportará en la vida adulta relaciones de pareja más duraderas, estables y satisfactorias, más confianza en tí mismo y en tu pareja, aceptándola a pesar de sus fallos.
Si el apego no existe nuestras relaciones serán:
Recuerda que nuestra actitud hacia la sexualidad siempre evoluciona y puede pasar del polo negativo al positivo, aprendiendo, nutriéndonos de información correcta que derribe nuestros pensamientos irracionales y los mitos que nos acompañan en la sexualidad impidiendo que disfrutes plenamente de tí, de tu pareja y de tus relaciones sexuales.
Valora como ha sido tu forma de apego y el que estás trasmitiendo a tus hijos/as, sin desmotivarte sino animándote a mejorar y cambiar tus pensamientos, tus acciones y sentimientos para recuperar la confianza, la seguridad y el bienestar en todas tus relaciones sociales.