Cuántas veces no habremos pensado, siendo adultos, que la vida no es lo que nos habían contado cuando éramos niños. Sí, está repleta de reveses: no es fácil afrontar los problemas derivados del trabajo, la precariedad económica, los golpes sentimentales, y las enfermedades o pérdidas de seres queridos. Estas son algunas contingencias típicas que pueden llevarnos a sufrir estados de ansiedad, o a sumirnos en una depresión.
Es muy probable que los legos en la materia no logren distinguir ambas patologías, y por ello intentaremos desgranar la diferencia entre ansiedad y depresión, atendiendo a sus definiciones y a sus síntomas.
La ansiedad es un compendio de respuestas del cuerpo a varios niveles (emocional, social, fisiológico y cognitivo) frente a un hecho desencadenante, que podría (o no) ser alguno de los listados en la introducción.
Constituye una respuesta natural destinada a mantenernos en un estado de alerta, invocando nuestro instinto de supervivencia ante situaciones de peligro. Esto significa que no es un problema en sí misma, pero se puede volver en nuestra contra si los síntomas se tornan excesivos.
La depresión, en cambio, no responde a un hecho desencadenante concreto: es un trastorno del ánimo en sí mismo. Hay que tener cuidado con confundirla con estados puntuales de tristeza (no es normal estar triste de forma permanente durante dos semanas). Además, está sometida a cierto tabú social, lo que puede contribuir a enmascararla y, al permanecer sin tratamiento, irá minando inexorablemente a quien la sufre.
¿Cómo saber si tienes ansiedad o depresión? Ambas afectarán directamente a tu calidad de vida. Veremos que los síntomas de la ansiedad y depresión tienen poco que ver entre sí, aunque sean dos patologías que concurran muy a menudo en la misma persona, ya que algunos de los síntomas de la depresión son, precisamente, estados de ansiedad.
Cuando la ansiedad se escapa de nuestro control, sus manifestaciones nos pueden hacer mucho daño, mientras que la depresión podría desembocar en un problema mucho más grave. Si detectas la aparición de algunos de estos síntomas de ansiedad y depresión, te recomendamos que no tengas miedo y pidas ayuda profesional.