La depresión es un estado de ánimo que no va a afectar únicamente a la persona que la padece de primera mano, sino también a su familia y al entorno que la rodea.
Según el INE (Instituto Nacional de Estadística) en la Encuesta europea de salud, existe una mayor prevalencia de depresión en personas mayores de 15 años, concretamente en el año 2020, se estima que el 5,4% la población padece algún tipo de cuadro depresivo, es decir, 2,1 millones de personas, de los cuales 230.000 se consideran graves.
Existen muchos mitos y confusión alrededor de la depresión debido seguramente a que pues es un trastorno del que se habla poco y existe cierto tabú por el estigma social que puede suponer tener depresión, aunque existe una mayor prevalencia en la mujer.
Hay que tener claro que este estado de ánimo no se elige y que cualquier persona puede ser susceptible a padecerla.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que va más allá de la mera tristeza, porque no surge de un desencadenante concreto.
Existen multitud de síntomas en este trastorno del estado del ánimo:
Como ves, los síntomas de la depresión son muy variados y afectan a todo el entorno de la persona, incluida su familia.
Los miembros de la familia, normalmente se encuentran desesperados por varias razones:
Este trastorno afecta a la calidad de las relaciones sociales y familiares, creando un clima de emociones bastante variado que pude afectar a la estabilidad de la persona y de la familia.
El ambiente y las emociones en casa puede que fluctúen y afecten a otros miembros familiares que incluso también se pueden empezar a sentir algo deprimidos o tal vez frustrados por no saber cómo ayudar a su ser querido.
Al no tener herramientas o no saber exactamente qué poder hacer con ese familiar que a veces incluso creemos que no se deja ayudar, podemos encontrar:
En caso de que la persona sea la persona que mantiene la economía del hogar, esta situación también puede acarrear problemas económicos. La persona deprimida como hemos dicho tiene afectadas sus capacidades de atención y concentración, además del cansancio físico – emocional que siente, lo cual puede implicar una baja laboral o la pérdida del empleo.
Sobre todo, no olvidarse de sí mismo. Cuidar de otra persona no es fácil, implica cambio de rutinas, sacrificio y lo más temido de todo es que la persona que cuida de otro se olvide de satisfacer sus propias necesidades.
Si cuidas sin cuidarte puede llevarte también a enfermar física o mentalmente.
Recuerda pedir ayuda cada vez que lo necesites. Recuerda que no eres profesional de la salud, por lo tanto, es importante pedir ayuda psicológica y/o psiquiátrica y apoyarte en los profesionales. El profesional de la psicología no sólo ayudará a la persona afectada sino también a los familiares dándoles algunas pautas y herramientas para poder ayudar mejor a la persona con depresión.