Las relaciones sexuales son uno de los mayores placeres a nuestro alcance: los beneficios del sexo son incuestionables, y constituyen un pilar fundamental en las relaciones de pareja. No obstante, la ansiedad sexual puede postularse como un enemigo que ensombrece algo tan bello y gratificante.
En mayor o menor medida, todos somos propensos a sentir deseo sexual; es algo legítimo y ligado a la química de nuestro cuerpo y de nuestro cerebro.
Sin embargo, la ansiedad sexual surge por una preocupación excesiva sobre las relaciones sexuales. El foco se pone en el sexo en sí mismo, y esto impide que se disfruten como realmente se debería.
Por un lado, se dan síntomas de disfunción sexual. La mujer puede experimentar disminución de la libido, problemas de excitación o dolores durante el coito, mientras que el hombre podría sufrir problemas de erección o de eyaculación precoz.
Por otra parte, pueden darse síntomas propios de la ansiedad, como taquicardias, sequedad en la boca, dolor abdominal, tensión cervical o temblores.
En ambos casos, no saber cómo evitar la ansiedad sobre el deseo sexual es algo que se vuelve en nuestra contra.
La ansiedad por tener relaciones sexuales se podría entender como una consecuencia lógica de querer “estar a la altura” ante una nueva pareja o amante ocasional. La falta de conocimiento sobre las preferencias de la otra persona puede desembocar en un estado de ansiedad, por el cual el encuentro sexual podría verse entorpecido y no resultar gratificante.
Por otro lado, una educación represiva o excesivamente conservadora es bastante nociva para vivir la sexualidad en plenitud. La existencia de prejuicios, tabúes o roles predeterminados, así como el acceso a información desvirtuada en internet o en televisión pueden condicionar a las personas a la hora de expresarse mediante el sexo.
Finalmente, la autoestima juega un papel crucial a la hora de controlar la ansiedad sexual: la inseguridad de vernos a nosotros mismos “metiendo la pata” o “no haciendo lo que deberíamos hacer” puede pesar como una losa.
Aquí te dejamos unos consejos para controlar la ansiedad en las relaciones sexuales:
No dejes que tus encuentros sexuales se vean eclipsados por la ansiedad. Ten presente que puedes aprender a relajarte antes de tener relaciones sexuales, confía en ti y comunícate con tu pareja. No obstante, pide ayuda psicológica profesional si detectas que estos problemas son frecuentes y no sabes cómo superar la ansiedad sexual.