Ante una situación de catástrofe, a veces, no podemos llegar a imaginar del todo el dolor y la impotencia que sufren las personas que viven directamente la tragedia.
Una catástrofe tiene varias víctimas, no sólo abarca a las víctimas principales que han sufrido la desgracia, sino que además va a repercutir a personas secundarias y terciarias.
¿Recuerdas dónde estabas cuando el 11 S?
Nadie lo puede olvidar, y es que, aunque no estuvieras directamente ese día allí bajo las Torres Gemelas, la situación fue de tal magnitud que sus efectos llegaron a la población mundial, a pesar de que el 99% de la población no estuviéramos allí directamente sufriéndola.
Ante estas situaciones, nos vemos impotentes al ver las escenas de dolor que se repiten una y otra vez por los medios de comunicación. Sentimos rabia, indignación, ansiedad y hay veces que nos puede resultar duro incluso canalizar esas emociones.
Otras veces, no sabemos cómo eliminar el dolor de esas personas y la cuestión es que no se trata de eliminar, sino de apoyar, acompañar, pues no podemos borrar recuerdos, rebobinar y evitar la tragedia, pero podemos escuchar y ayudar incluso en las pequeñas necesidades que vayan surgiendo.
La situación de la Isla Bonita es una situación de catástrofe, puesto que ha sido un desastre masivo, con consecuencias destructivas con un gran esfuerzo humano y material. El primer paso, salvar vidas. La vida de una persona está por encima de cualquier objeto material.
Es importante que los medios de comunicación visualicen la situación para que lleguemos a entender el alcance de lo sucedido, pero no ha de pasar al límite de lo morboso, de invadir la intimidad de las personas, no han de interrumpir el trabajo de las personas que trabajan directamente en ayudar a las familias, animales y prevenir tragedias mayores.
Es importante no exponerse a la sobreinformación, para no generar falsas alarmas, generar pánico, falsas noticias, que lleguen a generar miedo o pánico por lo sucedido que paralice a le persona.
Los medios están para informar, controlar rumores, avisar de posibles riesgos reales y así actualizar a la población.
Es importante, como he dicho, no entorpecer la ayuda, los medios de comunicación están precisamente para que puedas ver lo sucedido sin moverte de casa. Acercarse al lugar, a parte de ser peligroso, es interferir en el trabajo de los demás. En caso de que nos pille por la zona, pero no seamos personas afectadas, lo mejor que podemos hacer es preguntar en qué podemos ayudar, ya sea a profesionales y familias que tal vez están desalojando viviendas o rescatando animales, pero siempre sin entorpecer a los demás y escuchar siempre a los cuerpos de seguridad.
Lo primero preguntar, como hemos dicho las necesidades pueden ser incluso mínimas:
Son tantas las cosas que podemos abarcar y ofrecer, que primero tenemos que escuchar a las personas y ver realmente cómo le podemos ayudar en su caso particular.
Por otro lado, siempre hay organizaciones y asociaciones con las que puedes colaborar para mandar enceres, alimentos, ropa y dinero en caso de querer ayudar desde la distancia.
Hay veces que nos puede resultar difícil hablar con una persona que ha sufrido una catástrofe o emergencia, pero te recomendamos algunos pasos:
No todas las personas vamos a responder igual ante la misma tragedia, pero es importante que después del acontecimiento y una vez controlada la emergencia la persona que lo necesite pueda recibir ayuda profesional por parte de psicólogos, médicos u otros profesionales que puedan necesitar y que estén especializados en el terreno.
Es importante que la persona cuide sus hábitos:
No pasa nada por reconocer que necesitamos ayuda, también es importante escuchar a los demás, pues muchas veces no somos conscientes de que necesitamos ayuda a pesar de que otras personas nos lo aconsejen.
Algunos aspectos que tenemos que tener en cuenta para saber si preciso de ayuda psicológica: